DE VENCEDORES Y VENCIDOS
Casi podríamos hablar de vidas paralelas. Coincidieron en el tiempo, inventaron, descubrieron, exploraron. Hombres de hierro en barcos de madera. Quemaron la salud sin tener muy claro qué estaban aportando. Nos mostraron por primera vez los tesoros del mar. Pelearon en los mismos mares, pero en bandos distintos. Ganaron y perdieron en una guerra cruel y descarnada como todas las guerras. Y cuando cesa el ruido de las armas, cuando caen las alambradas, cuando es hora de cerrar heridas los hombres vuelven a buscar diferencias, esta vez, entre vencedores y vencidos.
Como son los vencedores los que escriben la historia, siempre encontraremos a un héroe lleno de valores y virtudes al que se le reconocen los méritos, le conceden condecoraciones y distinciones, le llenan las estanterías con premios, se ocultan sus errores o se justifican sus barrabasadas.
Como son los vencedores los que escriben la historia siempre encontraremos a un villano sin valores ni virtudes al que se le niegan los méritos, se cuestionan las condecoraciones y distinciones, se impugna el mérito de los premios que de vez en cuando aparecen en su estantería y que hasta el final de sus días no será exonerado de los errores o barrabasadas que haya podido cometer.
Sin embargo, ambos fueron pioneros, ambos nos abrieron las puertas de ese paraíso terrenal que son los mares y océanos, ambos merecen reconocimiento de la comunidad de buceadores, ambos merecen esta nueva “scubacrónica”
Pioneros de las profundidades.
Si eres uno de los primeros “Scubagueto” que confiaron en Zona de Inmersión quizás recuerdes o guardes en la memoria de tu ordenador una de nuestras primeras “scubacrónicas” que dedicamos a la historia del buceo. Los orígenes suelen ser bastante difíciles y siempre habrá héroes desconocidos que pagaron con un precio muy alto los errores de cálculo de mentes privilegiadas que se llevaron la fama, la gloria y el dinero. En la entrega de este mes vamos a centrarnos en dos figuras que siempre estarán ligadas a la historia del buceo. Sin duda, conocerás a una.
El buceo es el acto por medio del cual el ser humano se sumerge en cuerpos de agua, ya sea el mar, un lago, un río, una cantera inundada o una piscina, con el fin de desarrollar una actividad profesional, recreativa, de investigación científica o militar con o sin ayuda de equipos especiales. El término submarinismo define con exactitud la práctica del buceo en el mar, que es además, y con creces, el buceo más practicado en todo el mundo.
En casi todas las modalidades que recurren a aparatos de respiración el sistema más utilizado es el de la escafandra autónoma (un regulador alimentado por una o más botellas de aire comprimido). La tecnología del regulador permite reducir la alta presión de una reserva de aire comprimido a la presión del agua que rodea al buceador, de modo que éste pueda respirar con normalidad y con independencia de cables y tubos de suministro de aire desde la superficie.
En 1943 los franceses Jacques-Yves Cousteau y Émile Gagnan fueron los inventores de los reguladores utilizados todavía actualmente en el buceo autónomo basándose en los experimentos de otros pioneros como Théodore Guillaumet (1838) Rouquayrol-Denayrouze (1864), Yves Le Prieur (1926), René y Georges Commheines (1937) y Christian Lambertsen (1940). Para esta época, las tripulaciones de los submarinos Alemanes ya tenían recicladores de aire y empleaban oxígeno puro en sus inmersiones, algo que, a veces, pasa desapercibido.
En 1942 Émile Gagnan (ingeniero empleado en Air Liquide, empresa de París especializada en gases comprimidos) miniaturizó un regulador Rouquayrol-Denayrouze para adaptarlo a los motores gasógenos de los automóviles, pues los alemanes ocupaban Francia y confiscaban toda la gasolina. Henri Melchior, suegro de Jacques-Yves Cousteau y propietario de Air Liquide, pensó entonces que ese regulador podía serle útil a su yerno Cousteau. Melchior sabía que éste último intentaba poner a punto un sistema de respiración subacuática que concediera plena autonomía al buceador. Presentó a los dos hombres en París en diciembre de 1942 y éstos se pusieron a trabajar juntos. En pocas semanas, a principios de 1943, pusieron a punto un primer prototipo de regulador en las fábricas que Air Liquide tenía y tiene todavía hoy en día en Boulogne-Billancourt.
Los primeros ensayos del prototipo resultaron un fracaso: Cuando el buceador estaba en posición horizontal todo iba bien, pero cuando se ponía en posición vertical con la cabeza arriba el aire se escapaba libre y continuamente por el regulador, mientras que cuando estaba cabeza abajo se producía lo contrario, el aire llegaba con dificultad.
En poco tiempo Gagnan encontró la solución al problema y diseñaron un segundo prototipo que se probó en una playa fuera de la vista de los alemanes, que entonces todavía ocupaban Francia. Esta vez el ensayo fue un éxito. Desde ese momento el buceador se libró del cordón umbilical que le mantenía unido a la superficie. Partiendo de este invento se han realizado muchas mejoras e innovaciones tanto en diseño como en la calidad del equipo de buceo, pero el principio básico permanece. Sorprendentemente, esta tecnología se ha mantenido casi sin cambios durante más de 50 años.
Tras la guerra, muchos fueron los que se lanzaron a descubrir lo que se oculta bajo la superficie, en ocasiones, para obtener un beneficio “poco espiritual” que se tradujera en un papel con un número escrito (cuantos más ceros a la derecha, mejor) que pudiera hacer efectivo en un banco.
Pero otros muchos, dedicaron su vida a darnos a conocer las especies que pueblan nuestros océanos, conocedores que la única forma de llegar a una protección del medio es mediante el conocimiento del mismo. Hoy en día se exige que todos tengamos el respeto que ellos no tuvieron, pero eso, será otra historia.
De repente, revistas especializadas llenaron los quioscos con fotografías de arrecifes de coral, especies sorprendentes, coloridos inimaginables. El gran público pudo contemplar (gracias Kodak-Chrome) imágenes de hombres y mujeres evolucionando entre escualos, grandes serránidos o alimentando gigantescas morenas. Sentados ante nuestro televisor (gracias Palm-color) podíamos llegar a imaginarnos vestidos con neoprenos negros marcando tableta, con gafas circulares y unos extraños tubos rodeando nuestro cuello. No podemos negar que el virus del “ansiamasá” tiene unos añitos.
Hubo muchos, sí, pero dos destacaron del resto.
Hablamos de vencedores y de vencidos, hablamos de pioneros, hablamos de descubridores, hablamos de hombres a los que siempre tendremos que estar agradecidos, aunque no podamos perdonar, por ejemplo, aquel episodio con las langostas o ciertos comentarios sobre la naturaleza de los pescadores.
Jacques – Yves Cousteau
Es inolvidable.
Siempre nos vendrá a la cabeza la imagen de un, ya, venerable anciano, de tez blanquecina, pobladas arrugas, pelo canoso y siempre cubierto con un gorro de lana de un vivo color rojo con un “walky” en la mano dando instrucciones precisas a los buceadores que se lanzan desde la cubierta del “Calypso”, un antiguo dragaminas de la armada francesa reconvertido en lo que hoy conocemos como buque oceanográfico.
Jacques-Yves Cousteau nació el 11 de junio de 1910 en Saint-André-de-Cubzac (Francia). Su pasión temprana por el mar se confirmó en 1930, fecha de su entrada en la Academia Naval Francesa. Desde 1933 a 1935, sirvió en el Lejano Oriente, en el mar, en el crucero Primauguet, y en tierra, en Shanghai. Se entrenó como aviador naval hasta que un serio accidente de automóvil acabó con su carrera. Fue entonces, cerca de Toulon, cuando se puso por primera vez una máscara subacuática, un momento decisivo en su vida ya que, no mucho tiempo más tarde, en 1943, junto al ingeniero Emile Gagnan inventó el “Aqua Lung” (Tú también te has dado cuenta, ¿verdad?) pulmón acuático en inglés. Hasta aquel momento, el océano se consideraba un lugar peligroso y misterioso para la mayoría de los habitantes de este mundo. Hoy en día unos 6 millones de personas tienen una licencia de buceo recreativo. Este espacio interior, tan cercano como desconocido empezó a desvelar sus secretos.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Cousteau creó y organizó, junto con el Comandante Philippe Tailliez y Frédéric Dumas, una unidad de investigación subacuática para efectuar experimentos técnicos y estudios de laboratorio sobre el buceo. Desde esta plataforma comenzó su periplo por los mares del mundo aprovechando sus conocimientos de fotografía y, posteriormente de vídeo produciendo más de setenta filmaciones para cine y televisión que han ganado numerosos Emys y otros premios. También ha producido tres películas completas de larga duración, “El Mundo del Silencio” (“The Silent World”) que obtuvo un Oscar y una Palma de Oro, “El Mundo sin Sol” (“World Without Sun”) que ganó un Oscar y el Gran Premio del Cine Francés para la Juventud, y “Viaje al Fin del Mundo” (“Voyage to the Edge of the World”).
Convencido que sólo la eficacia de la difusión en medios audiovisuales puede llevar su mensaje a toda la población, escribió sólo o en colaboración con otros autores más de cincuenta libros, publicados en más de doce idiomas. Los últimos libros publicados son “Viaje de Cousteau al Amazonas” (1984), “Jacques Cousteau / Ballenas” (1988), “Las Islas del Pacífico” (1990), La Isla de los Espíritus” (1995), y “El Mundo de los Delfines” (1995).
Hoy en día, la mayor parte de las universidades ofrecen cursos de biología marina, cuyos alumnos fueron inspirados por las películas del Comandante Cousteau durante su infancia. “Su impacto es incalculable” dijo la doctora Sylvia Earle, una conocida oceanógrafa de Oakland y anteriormente jefe científico de la NOAA, en Washington D.C. “Consideremos lo que ha sucedido durante su vida” dijo ella. “Se ha aprendido más sobre los océanos que durante toda la historia anterior de la humanidad. Y ciertamente él está al frente de todo.”
Hasta 1940, los científicos estudiaban los océanos recolectando especímenes muertos y conservándolos en jarros de formaldehido. Hoy en día existe una amplia red de laboratorios marinos en todo el mundo, los cuales emplean el material subacuático diseñado originalmente por Cousteau.
A menudo descrito por los biólogos marinos más como un comunicador que como un científico empírico, el genio de Cousteau residía en dar a conocer el océano y sus criaturas a la gente que no leía la densa prensa científica. “Él era un explorador, un profesor, un showman y un poeta”. Antes de su fallecimiento el 25 de junio de 1997, (87 años) era considerado como el mayor divulgador del mundo submarino y uno de los primeros en defensores del medio marino. Quizás pienses que su legado son los 115 documentales y su decisiva participación en la invención del regulador moderno, pero Cousteau ha llegado a enfrentarse públicamente con el presidente de la República Francesa por las pruebas nucleares que se realizaron en 1960. La preocupación del Comandante Cousteau le llevó a publicar en 1979 un documento que tituló “Carta de Derechos de las Generaciones Futuras” (“A Bill of Rights for Future Generations”) que contiene una serie de principios encaminados a la protección de los derechos de las futuras generaciones.
Este documento, elaborado con la ayuda de los profesores de Columbia Farnsworth, Nahas, y Standish Thayer recabó nueve millones de firmas para respaldar la presentación del proyecto ante la AGNU. Si bien es cierto que el intento de Cousteau de establecer una Carta de Derechos de las Generaciones Futuras no estaba fundamentado sobre una base jurídica sólida, es importante mencionar que en el año en que publicó el documento ya existían una serie de instrumentos internacionales que hacían mención a la protección de las futuras generaciones. Las necesidades e intereses de las generaciones futuras ya se mencionaban además en diversos instrumentos normativos, entre ellos la Convención de la UNESCO para la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, cuya adopción en 1972, marcó un hito para el desarrollo del tema. Podemos añadir que la Carta de Derechos de las Generaciones Futuras del “Capitán Planeta” tenía un giro eminentemente ambientalista y desde su primer artículo declaraba que nuestros sucesores tienen derecho a un planeta no contaminado y libre de daños. La solidaridad intergeneracional está plasmada en el artículo segundo del proyecto de Cousteau, en el cual se señala que cada generación tiene el deber de prevenir daños irreversibles e irreparables a la vida en la Tierra, así como a la vida y dignidad humana. Del tercer artículo de la Carta bien podría decirse que es un antecedente del principio precautorio en materia ambiental, ya que enfatiza que cada generación debe vigilar y evaluar los impactos desfavorables que las alteraciones y modificaciones tecnológicas pueden tener en la vida en la Tierra, el balance de la naturaleza y la evolución humana.
No sería justo olvidar ni a Calypso ni…
En 1950, el Capitán Cousteau compró un antiguo dragaminas de construcción americana a la armada Francesa.
Durante el año siguiente se transformó al Calypso en un barco oceanográfico, momento en que comenzaron las aventuras del ahora famoso barco. Desde entonces el Calypso ha navegado por todo el mundo y ha explorado varios de los más importantes ríos del planeta. El Calypso acabó tristemente sus días por culpa de un incendio en un puerto de Asia.
En colaboración con el ingeniero Jean Mollard, Cousteau diseño el Platillo de Buceo en 1959, un sumergible redondo, altamente maniobrable y capaz de sumergirse a 350 metros con dos personas a bordo. En 1965, Cousteau botó dos sumergibles monoplazas, las “Moscas Marinas”. También dirigió experimentos sobre técnicas de buceo en saturación: “Conshelf I” delante de Marsella (1962), “Conshelf II” en el Mar Rojo (1963), y finalmente “Conshelf III” (1965), cerca de Niza, en la que seis hombres respiraron una mezcla de helio y oxígeno, viviendo y trabajando a 100 metros de profundidad durante tres semanas. El Capitán Cousteau, el Profesor Lucien Malavard y Bertrand Charrier comenzaron el desarrollo del sistema de propulsión a vela “Turbosail” en 1982 y, un año más tarde, comprobaron el sistema en el “Moulin à Vent”, un catamarán adaptado. El sistema fue refinado para el barco experimental “Alcyone”, el cual ha demostrado sus capacidades en varias expediciones.
Hans Hass
Hans Hass nacido en Viena (Austria) el 23 de enero de 1919. Es un pionero del buceo con escafandra autónoma y de la filmación de documentales submarinos. Fue el primer realizador de cine que filmó y estrenó comercialmente un documental subacuático.
Si escribes Cousteau en Google, aparecerán miles de entradas con traducción a cientos de idiomas, sin embargo, el profesor hass apenas tiene unas pocas páginas dedicadas a su dedicación a favor del medio marino. ¿Recuerdas lo que hemos comentado sobre vencedores y vencidos?
La relación de Hans Hass con el mundo del buceo se inició en 1937, a partir de un viaje que realizó a la Costa Azul francesa. Durante aquella estancia practicó la pesca submarina en apnea junto al americano Gilpatric, entonces patriarca de la caza submarina. Fascinado por este nuevo deporte, iba regularmente en expediciones de pesca submarina. Pero el espíritu de investigación pronto despertó en Hass, que ya no estaba contento con cazar peces como juego. Comenzó entonces su pasión por la fotografía submarina, aunque su verdadero deseo era aprender más acerca de los inimaginables y numerosos procesos biológicos que tienen lugar bajo la superficie del mar. En agosto de 1937, después de su regreso desde el sur de Francia, dio sus primeras conferencias en Viena para dar a conocer a otros con sus experiencias bajo el agua.
Posteriormente, realizó un viaje al Caribe donde continuó practicando el buceo. Aquellas experiencias le decidieron a abandonar sus estudios universitarios de Derecho, e iniciar los de Biología, obteniendo su licenciatura en 1943.
Sus primeras experiencias de buceo con aire fueron con equipos de circuito cerrado que la firma alemana Dräger diseñó para él. En 1939 Hass filmó el primer documental subacuático de la historia. Esta experiencia pionera titulada “Pirsch unter Wasser” (Fisgando bajo el agua) se rodó en las aguas caribeñas de la isla de Curaçao, y en el Mar Adriático
La Universum Film AG (UFA) estrenó este cortometraje de 16 minutos en los cines en 1940. En 1942 filmó en Creta y en el Mar Egeo un documental de 84 minutos titulado “Menschen unter Haien” (Personas entre tiburones), que fue estrenado internacionalmente tras la Segunda Guerra Mundial, en 1948.
Debido a sus habilidades como buceador fue alistado en la Wehrmacht (como millones de compatriotas suyos) y asignado al batallón denominado “Combatientes del Mar“, cuyos miembros solían denominarse a sí mismos como “los primeros hombres-rana alemanes”. La unidad fue fundada en 1943 como parte de la inteligencia militar. En 1944 ya era una de las más importantes unidades especiales de la Kriegsmarine denominadas “Kleinkampfverband“. La misión principal de su unidad era la exploración de las instalaciones portuarias enemigas, y las acciones de sabotaje contra los buques de guerra enemigos fondeados.
El origen, el equipo y la formación de esta legendaria unidad especial, así como su situación en la estructura de mando de la Wehrmacht están sólo fragmentariamente documentada hasta el día de hoy. La razón principal es que los documentos correspondientes fueron casi totalmente destruidos durante la guerra. Además, muchos de los veteranos que aún viven, como el propio Hans Hass, se sienten obligados por el juramento de secreto que hicieron en su momento.
Una nueva etapa evolutiva:
Hagamos un pequeño inciso para revisar las herramientas que se empleaban hasta ese momento en la conquista de las profundidades del océano. Estamos en la era dorada de los buzos con escafandra y dependencia de la superficie. De repente, aparece en el horizonte el invento de Louis de Corlieu: Las aletas.
Con la implantación de las aletas en los equipos de buceo, comenzó la carrera por ser autónomos, de no depender de superficie, de tener más posibilidades de exploración. Pasamos del concepto “Walk-diving” al revolucionario “Swimdiving”. En 1942 Hans Hass se convirtió en la primera persona en la historia del hombre bajo el agua y con éxito en utilizar esta nueva combinación de aletas y de equipo autónomo.
Otra consecuencia de las expediciones que realizó Hans fue la de convencerse que las grandes oportunidades para la investigación submarina pasan por que el investigador se convierta en un “pez entre los peces”, es decir, trabaja sobre (bajo) el terreno.
Si el científico tenía que estar sobre el terreno, todo su material tendría que estar cerca, por lo que otro requisito importante para sus próximas expediciones será la de contar con un gran barco equipado con un moderno equipamiento con el que podía cruzar océanos y mares. Podría ser ayudado por los científicos que, en el lugar, puede examinar y evaluar todo lo que se sacó de las profundidades del océano. A bordo, tendrían un moderno laboratorio a su disposición y dar instrucciones al equipo de buceo en la observación y filmación de los procesos vitales de interés científico en el océano, y la captura de peces poco comunes para su examen. Si lo dijéramos en Francés ¿te sonaría más?.
Cuando llegó el final de la guerra, Hass ya llevaba a sus espaldas muchos libros y artículos que le habían dado la fama suficiente para poder abordar proyectos más ambiciosos. Los contactos mantenidos con Hass Hermann Stelzner, el director técnico de la empresa Dräger habían fructificado en el “Dräger Gegenlunge”, un rebreather de oxígeno utilizado que permitía una mayor libertad de movimientos al mover la bolsa de respiración a la parte dorsal. Junto a unas gafas circulares que cerraban los ojos y la nariz (¿te suena de algo?) y el uso de aletas tenía la base técnica que se utilizarían en todas sus expediciones.
Pese a sufrir accidentes en varias ocasiones (si haces un curso de buceo con aire enriquecido lo entenderás mucho mejor) siguió buceando con recicladores y usando oxígeno, que le permitía un mejor acercamiento a los peces frente a los nuevos depósitos de aire comprimido mucho más ruidosos. El reciclador, también resultaba mucho más fácil y cómodo de transportar y se podía obtener oxígeno y absorbente por todo el mundo.
Ahora, a medida que se comenzaban a utilizar estos aparatos, las regiones costeras de poca profundidad estaban abiertas para los investigadores conducidos bajo el agua por la curiosidad científica. Hass fue el primero de esta nueva generación de investigadores.
Debido los riesgos específicos, el rebreather de oxígeno fue reemplazado, a mediados de siglo, por el más seguro y fiable S.C.U.B.A. (Self container underwater breathing apparatous) utilizando únicamente aire comprimido.
Hoy en día el uso de nuevas mezclas de gases para respiración ha vuelto a popularizar estos “Rebreathers” que se consideran el futuro del buceo autónomo, una vez salvemos algunos inconvenientes, por ejemplo, el elevado precio que tienen. Quizás si se hubiera potenciado más el invento de Hass… Pero la historia siempre ha sido escrita por los vencedores, y los vencedores cantaban la “Marsellesa”.
Después de la guerra, las tropas victoriosas rusas confiscaron el barco preparado por Hass que perdió todo su dinero. Fueron tiempos duros (de postguerra), pero Hass no se dio por vencido. En 1951, en Liechtenstein (Suiza), fundó su Instituto Internacional de Investigación Submarina (IISF). Poco después, con el uso de sus fondos propios, adquirió una goleta de tres mástiles, contrató a un equipo, reunió a un equipo de científicos en torno a él y se fue para explorar los diversos arrecifes de coral oceánicos en gran estilo. Desde 1953/54 su barco, el “Xarifa”, navegó por el Atlántico hasta el Mar Caribe y las Islas Galápagos del Pacífico, en 1957/58 navegó por el Mar Rojo al Océano Índico a las islas de Nicobar y, por último, a Singapur.
Durante sus cerca de 25 años de actividad bajo el agua (1937 a 1962), Hass desarrollado continuamente sus innovaciones tecnológicas. Un instrumento eléctrico para atraer o repeler a los tiburones y el control de los bancos de peces con vibraciones (artificially produced) fue desarrollado en 1948. En 1950 se produjo la primera cámara de flash submarino, el “Hans Hass Rolleimarin”.
Al mismo tiempo, se desarrolló aún más la tecnología submarina y películas fotográficas. Se despertó el interés internacional público en el buceo con sus películas, y alcanzó fama mundial como un autor de éxito y director de documentales y películas de numerosos submarinos, primero para el cine y más tarde para la televisión.
Su bella esposa, Lotte Hass, apareció en muchas de sus películas. Como uno de los modelos bajo el agua primero, ella jugó un papel importante en su éxito. En 1951, el cine Hass “Abenteuer im Roten Meer” (Aventura en el Mar Rojo) recibió el primer premio de largometrajes documentales en la Bienal de Venecia. Durante 1959, en Los Angeles, Hass se le dio un premio a la cinematografía submarina excepcional por su película “Unternehmen Xarifa” (En el Caribe).
En 1961 comenzó a buscar nuevas metas, menos relacionadas con la técnica del buceo y más con problemas en el área de la filosofía natural, como la conformidad con las leyes naturales y evolución. Este nuevo proceso culminó con la presentación de su teoría del “Energón”. Hoy a los 80 años de edad, Hass sigue siendo un ferviente defensor de la protección del medio marino y el medio ambiente.
Zona de inMersión: Si eres Scubaguet@, te gastarás montones de dinero en bucear. El resto lo malgastarás.