#3 ABRIL 2020
LA PELÍCULA QUE SE MONTARON “LAS MELLIS” EN LA ESCAPADA DE LA HERRADURA OPTARÁ A GANAR LA PALMA DE ORO DEL FESTIVAL DE CANNES
“Estamos superencantadas, ha sido como muy superfuerte ¿no tía?” fueron las primeras palabras de Sheyla al conocer que la película que se montó en La Herradura ha sido seleccionada por el jurado del festival de Cannes con serias opciones para hacerse con la prestigiosa palma de oro. Adriana –la otra protagonista- por su parte decía que: “al principio estaba más alterada que Don Quijote en un parque eólico, pero luego todo fluyó de manera natural”.
La película, basada en hechos reales sucedidos el pasado verano y que causó sensación ya que sus pormenores fueron ampliamente recogidos por la prensa especializada -ver el número de julio del “Lecommandant”- ha sido proyectada en varias reuniones de Scucagueto´s resultando -las protagonistas- ganadoras del “collejón de oro 2019” por lo que, no se puede descartar que reciba más galardones de tal manera que ya hay quien piensa en el festival de Berlín, los Goya, o, ¿porqué no? los Oscars.
La prensa mundial ha reaccionado así:
Herald Tribune: El reportero que criticó a Sheyla está pidiendo asilo político en la Antártida. La película sublime.
Washington Post: Como sociedad, tenemos lo que nos merecemos. Si no salimos a la calle a quemar contenedores cuando surgió el ‘Porfi’, ahora no podemos llorar por el ‘Melli’. La película imprescindible, mítica, sensacional.
Nacho: Una puta mierda.
BREAKING NEWS
RAÚL ELEGIDO MEJOR TÉCNICO EN REGULADORES DE ZONA DE INMERSIÓN POR LOS EMPLEADOS DE ZONA DE INMERSIÓN. El resultado de las votaciones se dio a conocer ayer aunque no ha sido hasta hoy cuando el premiado ha subido del sótano confirmando tan codiciado galardón. “Es un honor ser elegido entre todos los técnicos de Zona de Inmersión como el mejor” fueron las primeras palabras de Raúl, aún sorprendido por la noticia. Según parece, la victoria fue muy ajustada ya que un 55% de los votos fueron para Raúl mientras que un 43% votaron por el hermano de Jose. Tan solo un 26% confiesa haber votado por el cuñado de Sonia registrándose un 20% de votos en blanco y un 15% de votos nulos. Con la participación de una tercera parte del personal de la empresa y tras el escrutinio realizado por Él mismo, Raúl, comentaba aún aturdido, quizás, por los vapores de los disolventes y las pinturas empleadas en el mantenimiento de las botellas que “reparando reguladores soy muy bueno, eso sí de estadística no tengo ni puta idea”
BUCEADORES MOLESTOS PORQUE EL GUÍA LES DA LA ESPALDA. “Teníamos asumido que durante los intervalos en superficie hubiera un excelente sentido del humor y que la gente se concentrara en las cubiertas a cantar y bailar en lugar de amargarse en los camarotes o escuchar chill out, pero que durante las inmersiones el guía nos diera la espalda y solo le viéramos la botella y las aletas es algo que nos ha molestado muchísimo” afirmaba una persona que no nos ha querido facilitar su identidad para terminar apostillando que “Es la gota que ha colmado el vaso”.
BILL CLINTON INTENTARÁ MEDIAR EN EL CONFLICTO ENTRE LOS QUE DICEN BOTELLA Y BOMBONA. El ex presidente de los EEUU ha anunciado que presentará en breve ante los organismos internacionales implicados una serie de propuestas que ayudarán a mediar en el eterno debate que mantienen los fanáticos de la botella frente a los que prefieren el coloquial término bombona. También ha manifestado que, como mediador, se plantea seriamente promover otros protocolos ante discusiones tan cruentas como el de las griferías DIN o INT o el ya dramático de dónde se llevan las baterías de los focos en los aviones. “Si somos capaces de conseguir un resultado positivo en estos conflictos, lo de los Palestinos con Israel va a estar chupado” comentó esperanzado el ex mandatario.
APRENDE A BUCEAR
5 SUTILES DIFERENCIAS ENTRE UN CHULETÓN DE BUEY Y UN CHALECO HOLLIS
1. La mayoría de los filetes son comestibles. Por el contrario, la Cordura, el nylon o el acero inoxidable dificultan muchísimo la digestión de los chalecos Hollis.
2. Muchos buceadores argumentan que las presentaciones de los platos de los grandes chefs evocan la cuidada estética de un chaleco Hollis, aunque es muy complicado controlar la flotabilidad con un chuletón de buey.
3. Los chuletones de buey se pueden almacenar durante meses en cualquier congelador, sin embargo, hacer lo mismo con un chaleco Hollis es muy complicado porque el volumen de la mayoría de los electrodomésticos no sería suficiente.
4. Para montar un chaleco Hollis correctamente necesitas un procedimiento de aprendizaje (o confiar en la pericia de nuestro servicio técnico) sin embargo cualquier persona puede cocinar un chuletón de buey correctamente sin demasiados problemas.
5. Un chuletón de buey se puede condimentar con sal y/o especias y cocinar con fuego alto. El uso de condimentos gruesos puede atascar el inflador mientras que poner un chaleco Hollis en las brasas puede afectar a su funcionamiento.
NUESTRAS HAZAÑAS
CRÓNICA DE PANTICOSA
“Si le das un pez a un hombre, comerá un día. Si le das ensaladas con queso de cabra, croquetas, torreznos, hojaldre de setas, patatas con huevos fritos, una tablita de embutidos, vino dulce, cerveza, un chuletón de tres kilos hecho a la brasa y una tarta de la abuela lo mismo ya ni cena”. Así, como resumen de lo acontecido en nuestra experiencia bajo el hielo, resulta bastante aproximado.
Como todas las opciones de buceo que se me ocurren son insalubres, aprovechamos una convocatoria de la IANTD para hacer unas jornadas de buceo bajo hielo en el lago de Panticosa. un lugar donde puedes ver a los raperos con los pantalones por la cintura y a los canis con los pantalones tobilleros pero con calcetines de lana del frío que hace.
Lo primero es cargar con todos los equipos en la “Mortycar” – gentilmente cedida por Peña – recoger a Juan a la altura de Guadalajara y seguir viaje hasta que por un lado, el inminente bajón de lúpulo de Manuel (que no voy a decir si bebe o si que no bebe, pero sus primeras palabra fueron “quiero proponer un brindis”) y la necesidad de nicotina de Natalia (que por lo visto ya se considera deporte de riesgo hablar con ella cuando lleva más de 20 minutos sin fumar) nos sugiere hacer una parada en un lugar aleatorio. Eso de “donde veas camiones aparcados se come bien” es una falacia. Nosotros paramos en un concesionario de Iveco otro de Volvo trucks y en dos almacenes de carga sin éxito y al final recurrimos a un bar de gasolinera con una camarera que tenía más peligro que un mono en un tiroteo y nos sirvió unos “cacahueses” que me recordaron a mi infancia, concretamente cuando me caía del columpio y me levantaba con la boca llena de tierra.
Por fin llegamos al destino, cogemos las habitaciones y nos preparamos como Amundsen en la Antártida solo para ir a tomar algo. En un ambiente de natural aire puro, el olor a brasa lo envuelve todo. ¡ Pero que bien huele la carne a la parrilla ! Me pregunto si es lo mismo que sienten los veganos cuando huelen césped recién cortado. Tenía pensado dejar de comer panceta, pero la cosa se está complicando. Unas risas más tarde y tras un completo desayuno nos dirigimos al lago. Lo de no ver nieve por los costados de la carretera me resulta más sospechoso que un gitano en el Club del Gourmet de El Corte Inglés. En efecto, hay una ligera ausencia de hielo por culpa de una inversión térmica, vamos que Si Vivaldi tuviera que hacer ahora Las Cuatro Estaciones, se haría en la picha un lío. Pese a todo, desplegamos una colosal infraestructura y nos aventuramos a realizar, al menos, una inmersión en aguas heladas. Nos equipamos junto a una carretera que tiene más agujeros que un campo de cebollas y al ver los “outfits” de la caterva empiezo a pensar que cuantas más titulaciones se consiguen, más hecho un adefesio se bucea.
Nos sumergimos pretendiendo orientarnos debajo del agua cuando aún está por llegar el día en el que logremos salir del Ikea por la misma puerta por la que entramos. Pese a lo de la escasez de hielo, el agua estaba tan fría que alguno empezó a frotarse las manos con tanto ahínco que un genio le concedió tres deseos. Pero allí nos tienes, cincuenta minutos de inmersión en un agua a 2º de temperatura y saliendo con la misma cara que cuando de pequeño te tomabas un helado y en el palo tenías premio. Comer, comimos en Biescas en un lugar donde si pides la carne poco hecha dudas si echarle sal o betadine.
La cena se hace esperar entre amigables y pacíficas conversaciones que bien podrían dar título a reportajes del Lecommandant del tipo: “podría comer sopas de letra y cagar argumentos mejores que los tuyos” o “no te doy de hostias por no soltar la cerveza”. Luego, con tanta comida y bebida de la buena nos pudimos sentir como si fuésemos concejales, pero pagando. Por la noche, en estos sitios de ausencia de calor, suele ocurrir que estés en la cama y después de un rato ya calentito, sin sacar ni una mano por riesgo de congelación, apunto de dormirte, de repente te entren ganas de ir al baño.
En el viaje de vuelta paramos en Medinaceli por aquello de conciliar buceo y cultura comiendo en un restaurante de diseño en el que nuestras habilidades de hipnotizadores para hacer los “simpas” quedaron bastante en entredicho, aunque conseguimos que nos invitasen a chupitos.
En resumen que Panticosa es un sitio ideal para los que se visten como Admusen para ir a cenar o pueden salir del Ikea por la misma puerta por la que entraron.
PRUEBAS DE MATERIAL
MÁSCARA SEACSUB ITÁLICA
Los de Seac sub son personas que hacen cosas, y cuando uno hace cosas pues, en fin, a veces acierta y a veces no, pero esta vez no han fallado, por consiguiente, han acertado. Más claro no puedo hablar. Con esto os quiero decir que el otro día nos visitó el comercial de SEAC SUB para presentarnos las novedades de la firma italiana para esta temporada y, como nosotros tenemos más morro que un camello lanzando besos, le pedimos que nos dejase unas máscaras más raras que un chino con barba para probarlas.
El modelo que estamos probando se llama “ITALICA”, que, siendo SEAC SUB una empresa Italiana, quien le haya puesto esa denominación ha currado menos que quien le pone el nombre a los audis.
Lo que sí está currado y mucho es el diseño de la máscara y, sobre todo, sus opciones y especificaciones. De momento el cacharrico para ver debajo del agua tiene un diseño muy moderno, atractivo y seductor.
El material de la máscara es pelargón líquido con grosores diferenciados y superficies con textura que facilitan su manejo, por ejemplo, durante la maniobra de vaciado. La correa también es de silicona líquida, lo que hace que el conjunto se adapte perfectamente a la cara. Esta correa tiene un mecanismo eficaz y simple para tensar y destensar, muy de agradecer, ya que últimamente los fabricantes parecían optar por sistemas tan complicados que necesitabas un master en ingeniería para usarlos.
El coso de sujetar el cristal es de policarbonato con cierres de metal y gracias a dos tornillo se podría cambiar en un plisplas… ¿Qué dura menos, un pispás o un plisplás?
Por cierto, para los “victim fashion” hay infinidad de variaciones de color posibles: rojo, negro, amarillo o azul, ya está.
Lo bueno es el cristal, templado (como debe de ser) de 3mm y con tratamiento que llaman “Ultra clear” que traducido quiere decir que se ve de la ostia, más claro que el caldo de un asilo. Se le pueden poner lentes graduadas, creo, que en cualquier momento, lo que vendría muy bien para aquellos que vamos teniendo los brazos cada vez más cortos y, no nos engañemos, el momento se avecina. El faldón, pese a ser bastante moldeable ajusta muy bien, y, el conjunto, da sensación de robustez, que resulta tan resistente que parece fabricado con el mismo material que las garras de lobezno.
¡Y hay modelos para caritas pequeñas¡
Antes de continuar, un aviso para los listillos que ya andan a la crítica estéril: Cacharrico, pelargón y coso son términos técnicos. Yo no me invento nada, preguntad a Luis, que es ingeniero y encima os puede contar lo de los catetos y la puta Eunusa.
Lo que sí es novedad es un tratamiento que tiene el cristal que, aparte de evitar arañazos, tiene otras ventajas. Por explicarlo, más o menos, es como si fuera un cristal porlizo, como el de las gafas de sol que aparte de taparte los ojos (que si eres de los que han aprendido a insultar con la mirada, ahora lo puedes hacer a tu bola que no te van a ver) os aseguro que mejoran la visión. En especial, la veo, además, potencialmente útil para los que trasteamos con cámaras, porque las pantallas se ven mejor incluso en profundidad y con las condiciones de visibilidad de las inmersiones invernales.
Respecto a informaciones adicionales, acabo de encontrar un artículo en la prestigiosa revista Tauchmagazin y he comprendido que no tengo ni puta idea de leer en alemán.
En definitiva estas más caras son ideales para los que les gustan llevar cosas más raras que un chino con barba o no tienen ni puta idea de leer en alemán.
NUESTROS EXPERTOS OPINAN:
Silvia (Especialista en trasvases de líquidos en el medio aereo). ¡Esta máscara ha cambiado mi vida! Hace unos meses no podía caminar por el centro comercial ni jugar a la petanca en mi barrio sin que Ángel me señalara y dijera: “mira, parece que estés embarazada de trillizos” Pero si me pongo las Italica la gente me confunde con el malo de StarWars y ya se me pasa.
Ansiamasá 2020
Manuel Díez.
22 pts.
2º JORGE (EL ALTO) ——> 20 pts.
3º CARLOS PULIDO——–> 20 pts.
4º MIGUEL A. PARRILLA -> 3 pts.
COLLEJÓN 2020
Alonso: Por comenzar un ejercicio en el que tenía que quitarse la máscara y simular una falta de aire sin darse cuenta que su compañero aún no se había sumergido, es decir, empezó el ejercicio solo. Evidentemente, como no había nadie que le cediera el aire, termino en superficie resoplando más que una morsa. Muy bien, ahora si se nota que esto está en marcha..
NUESTRAS ZONAS DE BUCEO
HISTORIA DE LAS COLUMBRETES
A ver, hace más o menos un millón de años en el descampado campo volcánico que se asentaba enfrente de lo que luego sería la costa de Castellón empezó a salir magma con exuberancia con colorines anaranjados que eso por las noches tendría que ser como un puticlub chino. Las primeras fases eruptivas, fueron algo así como de submarinas, pero aquello empezó de nuevo a venirse arriba hasta dejar formaditos una pequeña colección de volcanes la mar de apañaditos con sus materiales piroclásticos, sus basanitas, sus olivinos y sus feldespatos y algunas cuevas de puta madre.
Se supone que los primeros que pasaron por allí fueron los fenicios que llamaron a las islas “Moncolober” haciendo referencia a las serpientes venenosas que habitaban las islas. El cómo llegaron los ofidios aquí es algo tan paradójico como que a los gatos les encante el pescado pero odien el agua. Luego, trataron de establecerse griegos, que las llamaron “ophiusas” y los romanos, que dijeron que se llamaban “columbrarias”, siempre, en clara referencia a los reptiles que, supuestamente, campaban por sus despechos mordisqueando tobillos por doquier.
Entre las serpientes, los alacranes y que no había en ninguna isla ni puta gota de agua, el futuro parque natural fue dejado de lado hasta el siglo XIV, fecha en las que los piratas infieles que asolaban la costa les encontraron un uso cojonudo como refugio y base de descanso previa a sus fechorías. Cuenta una antigua leyenda que, en una de esas incursiones, los corsarios, que eran perseguidos por naves cristianas tras un saqueo, ocultaron un valioso botín en una cueva cuya entrada se hallaba bajo el nivel del agua. Se trataría de la “Cova del Tresor”, de cuya existencia todavía hoy no se tiene constancia, y, teniendo en cuenta el número infinito de rutas alternativas que ha trazado Raúl buscando el arco de la Foradada, ya me extraña a mí que no hubiese encontrado él la dichosa oquedad.
Los antiguos corsarios dejaron el relevo a los modernos contrabandistas (hay constancia de actividades delictivas hasta casi el año 1.900) aunque por fastidiar a los honrados ladrones su “modus vivendi” y, ante la dificultad de establecer una guarnición en el archipiélago, las autoridades decidieron volar las cuevas que utilizaban los “canis” del XVIII dejándonos, por ejemplo, el “túnel” de la Foradada convertido en el “agujero” de la Foradada. A partir de 1856, se decidió construir un faro para evitar que los barcos que navegaban por las cercanías se hicieran mierda contra las rocas. Sería la primera vez que las islas estuviesen pobladas. En 1860 los presos condenados a trabajos forzados terminaron las edificaciones y llegaron las primeras familias.
Al parecer, lo de la vida idílica en la isla Grosa era más falso que las fotografías de las hamburguesas del McDonals, ya que, entre serpientes, alacranes, los patos de mar todo el día dando la barrila, la falta de suministros, la ausencia de agua y que no pusieron ni un puñetero centro comercial con cines acabo por consumir la paciencia de alguno que empezó a poner en marcha ideas geniales. La primera fue traer gorrinos que se comieran las serpientes, luego, soltaron conejos que se comieron las verduras y como colofón, pensaron que era mejor prenderle fuego a todo y empezar de cero.
A medida que cambiaban y se modernizaban los sistemas de alimentación de la luz del faro, no eran necesarios tantos fareros. En 1975 gracias a unas placas solares, el funcionamiento de la señal marítima es completamente autónomo, haciendo innecesaria la presencia de curritos en las islas. Entonces, los yankees vieron en el antaño refugio de piratas un blanco chachi piruli para la sexta flota y se liaron a lanzar pepinacos para demostrar su puntería. La presión social consiguió que las islas Columbretes fueron declaradas Reserva Natural en 1988 y Reserva Marina a partir del año 1990. Y ya.
En definitiva, las islas Columbretes son un destino ideal para quienes les gusten las luces como puticlubs chinos o prefieren prenderle fuego a todo y empezar desde cero.
LA FRASE, FRASE DEL MES, MES
Frases para plagiar impunemente y subir a vuestras redes sociales como si fueran vuestras